Nos metemos en la vida como el que va por la calle, sin descubrir los claveles que cuelgan de los balcones. Nos perdemos en las dudas como el que vende el reloj para seguir adelante y se queda sin tiempo al que dar explicaciones. Nos quemamos a sabiendas por la fuerza del pavor que consigo trae la evidencia mortal que nos acompañará. Nos quedamos sin saber que habría sido lo que no fue, mientras en el aire circundante se desarrolla con precisión nuestra realidad que también tiene finales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario