Los asesinos despertaron
de sus pesadillas
y transformaron la realidad
en paisajes macabros.
Cargando su imbecilidad y sus cañones,
disfrazándolos de tristes diamantes,
como aves rapaces
mataron otra vez
a la santa inocencia
que dormía ingenua.
Sin escrúpulos, sin razón
apuntaron desde su locura
a lo que queda del amor,
a la noche de Gaza
y a su hermosa Luna.
Ellos siguen andando en sus tanques
en su desierto venido a infierno,
el mismo que camino el de Nazaret
pero él descalzo y con un Sueño.
Ellos siguen justificando la tragedia,
culpando a los locos y a los niños
que los atacan con piedras.
Ellos en tanto, disparan sus misiles
como democrática respuesta,
que les permite un decreto
de una constitución perversa.
A todo esto, caen fusilados
niños, mujeres, hombres, ancianos.
A todo esto,
no sé como llamarlo...
¡me mataron otro día!
¡me siguieron matando!
de sus pesadillas
y transformaron la realidad
en paisajes macabros.
Cargando su imbecilidad y sus cañones,
disfrazándolos de tristes diamantes,
como aves rapaces
mataron otra vez
a la santa inocencia
que dormía ingenua.
Sin escrúpulos, sin razón
apuntaron desde su locura
a lo que queda del amor,
a la noche de Gaza
y a su hermosa Luna.
Ellos siguen andando en sus tanques
en su desierto venido a infierno,
el mismo que camino el de Nazaret
pero él descalzo y con un Sueño.
Ellos siguen justificando la tragedia,
culpando a los locos y a los niños
que los atacan con piedras.
Ellos en tanto, disparan sus misiles
como democrática respuesta,
que les permite un decreto
de una constitución perversa.
A todo esto, caen fusilados
niños, mujeres, hombres, ancianos.
A todo esto,
no sé como llamarlo...
¡me mataron otro día!
¡me siguieron matando!
2 comentarios:
Interesante propuesta.
Compadrito, un saludo desde Mexico D.F.
En Febrero te veo.
Qué buena onda poeta
Ramiro
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