Prisas incendiarias regateaban las baldosas,
sin reloj que degustara el sabor de su castigo.
Mañanas de nivea, nenuco y nubes rosas
excursiones acabadas en el roto de tu ombligo.
Clases de desdoble en las dunas de tu pelo
fisica y quimica en las escaleras del olvido.
Carreras en pasillos con sabor a caramelo
acicalan mis recuerdos en cada noche que se ha ido.
Derrama escarcha el vagon de mi pasado
en carceles de cloro, de rutina, de memoria,
envileciendo las agujas de un reloj siempre atrasado,
cuando sea niño no habra drama en esta historia.
Asi pues vendamos cara la derrota
de letras, pagares y acuses de recibo
cicatrices de papel caeran hoy en bancarrota
cuando aquellos muros dibujen los versos que no escribo.