jueves, 24 de septiembre de 2009

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Desintegro el crucigrama que da vida a tus dudas,
lo desabrocho y me lo echo a la boca.
Lento para que no confundas mis manos, por robarte esta última sonrisa.
Llamadas telefónicas que bombardean el norte de mis noches
que siembran situaciones con cerveza o que acercan ciudades.
Tristezas encontradas que jamás se repetirán, porque… cuando nuestros ojos
bailen, todo quedará yermo, mudo con la necesidad de reinventarte.
Ya sabes, Neruda decía que la aventura pendía de un hilo,
pero tus ojos son, sigilosamente, cada vez más míos
y eso ni tu ni Neruda todavía logran entenderlo, saberlo o quizá superarlo…

viernes, 18 de septiembre de 2009

Descubrimiento

LLegados a esta calle oscura del Pakistán imaginario de tu armario, la mañana cae fría aunque los 40 puntos grados centígrados te descubran que es Sweet Lost Summer. A lo que íbamos, partimos de la insensatez con el afán de luchar por tiempos perdidos que jamás conocimos; nos apasionamos en ligar contando batallas devueltas por la propia historia, o incluso cuando creemos que somos los mil hombres que nos gustarían llegar, quizá , a ser. Y pintamos nuestro pelo con gomina de euro(¿medida anticrisis?).
Las féminas se dejan llevar si te atreves a regalar tu mágico catalejoo, también si les das la posibilidad de jugar con tus patillas intensas, esas que les recuerdan al gran Elvis o aquel fusil que guardaba tras su ombligo. Es lo que toca right now, vuelven los 70´s, y para el próximo año los 80´s, prepara tu guitarra, y destapa la jeringa del tiempo, que Morena…Woodstock vive en tu cocina. Janis pasa, que todo está encima de la mesa.
¿Y para qué carajo queremos la Historia de la Comunicación Social si ya no estamos de moda?

viernes, 4 de septiembre de 2009

Me quedan dos meses, nadie lo sabe. Seré brutalmente sincero con cada una de las personas que me importan, y también con las que no, qué me importa. Sacaré mis trapos sucios al sol y servirán de mortaja de lo antiguo, de lo escrito en un tiempo que ya no es.
Queda un mes. Lo peor ha sido decirle a una amiga que nunca me gustaron sus versos; quemé su primera novela, la detestaba.
Quedan días. Me estremece la idea de perder la visión de mí mismo, de no reconocerme en mis versos cuando llegue el momento. Siento mi pasado como una sombra extraña, ya no es la mía, pertenece a otras historias, vacías de palabras; desprecié la perfección y esa decisión enfermó mi alma.
Queda una noche. Amanece, por fin he aniquilado mi mediocridad literaria con un plan premeditado. Soy libre para escribir. Sea ahora la exacta palabra.