martes, 8 de diciembre de 2009

Juliette


Sonaba el despertador a modo de "toque de queda". La noche anterior fumó algo más que mil cigarrillos, aún así necesitaba el oro verde para no confundir el aire fresco de la mañana.

Al otro lado de la cama, un quejío aturdió su amanecer. No recordaba el etílico plan que diseñaron sus manos, ni en qué boca pasó la noche pero sí cierta escena de un servicio con doble espejo que no perdonaría al protagonista. Al menos pudo sentir la resaca de una farra histórica. Las botellas de Cardhu invitaban a sumarse aquel homenaje: damas jodidamente preciosas y empolletadas para el "affaire", música de Cohen, literatos en calzoncillos, y pintores afilando cuchillos. Todos jurarían que aquella cita pareciera estar diseñada por el enano de Toulouse -Lautrec en el París del escándalo.

Desveló su entrepierna la dureza de aquella dama, y la senda pintada de placer que desdibujaba sus olorientas sábanas, las mismas que no cambiaba hasta que el frío las tornara en amarillo viejo. No sabía qué coño hacía allí.

Y robó a Buddy Holly la fuerza de "Crying, waiting, hoping". Lloró un rato, incrédulo, mientras la silbaba; secó su rostro atracándose un tapón de Dyc. Recordó, ese era su verdadero rezo la vagancia de madrugar. Se giró, persiguío con su hombro la senda: allí seguía ella.

Él seguía mirándola. Retorcía el ceño con el afán de asombrar algo de lucidez a aquella escena. Se puso de nuevo, intentó recordar. No tardó en volverla a dibujar con sus dedos, hasta que su meñique interrumpió el canto de la dama. Truncó los ronquidos con un pulsar seco que sonó como un signo de interrogación.

Ella, una lolita algo pasada en carnes. Su salvaje cabellera guardaba un rostro pálido, de virgen de Murillo. Llevaba tatuado a Vallejo, curioso. Al sur de su ombligo se descubría un verso enigmático: "Murió mi eternidad y estoy velándola." Su pezones incluso superaban a los de Bardot.

Aquello cerró la interrogación, y mostró la admiración de su pene. El eco de su mirada le hacía resbalar entre esos muslos; verdaderos mapas de intensas batallas . No pudo parar, su silencio abrazaba cada paso estúpido que daba. Con él, resolvía las penúltimas dudas. Dejó que su reloj matara el tiempo, así el tacto planearía como único idioma. No volvería a pronunciar palabra hasta que le quitó un Coronas. Se puso a trasladar nuevos aires a la habitación, le jodió el último cigarrillo de la estrecha cajetilla.
Sus primeras palabras fueron dulces. Se preguntaba, con un marcado acento parisino, la procedencia de aquella mierda de colchón que tenía. Más tarde, recabaría en lo absurdo de la escena. Él quería seguir soñando su tatuaje, con el pretexto de poder sellar con su boca los tres puntos seguidos que le faltaban... que él creía que le faltaban.

Juliette, que así se hacía llamar, consultaba con sus uñas la belleza de sus manos.
Empezaron sus elegantes yemas a surcar los valles de su rica anatomía, al ritmo de una melodía, que casi sin querer clicó el melómano. "Ball and chain" de Janis Joplin. Los mares de su espalda arremetían contra las olas que forzaban sus caderas. Él, impávido veía aquel sainete con cierto nerviosismo, esperando que aquellas manos clamaran la presencia de su cuerpo. Seguía la quebrada Joplin insuflando aire melancólico. Juliette utilizaba con más precisión su otra mano, en danza canibal, enseñaba la raíz de aquel tatuaje. No paraba de tocarse, volvió a subir algo más que la pulsación del pintor. Porque él, al menos jugaba a ser pintor.

Tocó su malherida barba con el pulgar, selló sus labios mientras cantaba la última de Serge Reggiani. Se volvía ciego, ya no importaría el color de las sábanas o si el tocadisco quemara su último cartucho, sostenía entre sus manos la dulzura de Juliette,la fruta fresca camuflada en carmín de sus carnosos leviatanes.

Y entre sus piernas...

Volvería a sonar por segunda vez el despertador, y esta vez no perdonaría. Desperté eso sí, no con Juliette sino con el rastro de un sueño que sí cambiaría el color de las sábanas. El nuevo día para colmo amanecía con un exámen de "Filosofía Política Contemporánea". Y a Juliette la esperaba en mi ombligo. "Juventud, divino tesoro".

lunes, 23 de noviembre de 2009

Nos siguen matando

Los asesinos despertaron
de sus pesadillas
y transformaron la realidad
en paisajes macabros.
Cargando su imbecilidad y sus cañones,
disfrazándolos de tristes diamantes,
como aves rapaces
mataron otra vez
a la santa inocencia
que dormía ingenua.

Sin escrúpulos, sin razón
apuntaron desde su locura
a lo que queda del amor,
a la noche de Gaza
y a su hermosa Luna.

Ellos siguen andando en sus tanques
en su desierto venido a infierno,
el mismo que camino el de Nazaret
pero él descalzo y con un Sueño.

Ellos siguen justificando la tragedia,
culpando a los locos y a los niños
que los atacan con piedras.

Ellos en tanto, disparan sus misiles
como democrática respuesta,
que les permite un decreto
de una constitución perversa.

A todo esto, caen fusilados
niños, mujeres, hombres, ancianos.

A todo esto,
no sé como llamarlo...

¡me mataron otro día!
¡me siguieron matando!

jueves, 19 de noviembre de 2009

Noche cruzada

Fue una de esas noches de sábado. bBuscando un cuerpo donde refugiarme del exilio que me impone la vida. Yo caminaba cruzando todas las aceras, y las luces de neón me hacían guiños obscenos. Pero yo seguía mi rumbo perdido. También era una noche de funeral, con el vino y las rosas que me dejó prestadas Ismael. Pero no tenía a nadie para brindar mi derrota. Y encendía de agobio cigarro con cigarro, y me quemaba las llemas de mis dedos, pero estaba insensible al dolor. Cuando de repente, encontré un bar, de los que en vez de invitar a que entres, parece que intimidan. Pero estaba tan desesperadamente solo y hastiado que decidí emborracharme allí mismo. Para olvidarme de tanta derrota.
Aquel era un bar muy propicio para los que llevan en la piel la estima imborrable de los perdedores. Cutre, viejo y sucio: era perfecto. No recuerdo ahora su nombre, quizá no me importa. Yo sólo quería morirme bebiendo. En la intimidad a solas con mi fracaso.


Y entré decidido, y bendita, o maldita, que fue mi suerte. Pues allí estaba ella. Yo no se si fue el principio de mi vida, o el principio de mi muerte: nunca lo sabré con certeza. Me pareció que ella era, la mujer que estuvo encerrada en aquel bar cien días. Presentí que también cubría su piel de derrotas y su rostro trataba de burlar el dolor. No se por qué pero algo por dentro me indicó que esa noche nuestra soledad podían compartirse. Aunque tuve miedo de sentir nuevamente otro rechazo. Pero si no te decides, la vida nada te ofrece. Y yo a Sabina le hago caso, porque no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió. Y ¡joder!, tengo ya tantas heridas de nostalgia.

Yo me acerqué a la barra, y le pedí al barman un whisky doble. Si me emborrachoaba, me olvidaría de aquella mujer y algunas neuras. particulares Inconsciente así ,pasaría la noche. Bebiendo, bebiendo, y un trago más para que así mi corazón no recuerde que de soledad se desgarra. Maldita sea, allí estaba ella. Con una belleza salvaje y formas corpóreas que invitaban al pecado. ¿Cómo una mujer como aquella podía cubrirse la piel con fracaso y tristeza? Y era cierto. Yo desde la distancia sentía que así era.

Ella también bebía, quizá tequila, para emborracharse de golpe. Yo quería emborracharme con ella. Por eso me acerqué a ella...Estaba absorta, mirando la nada; pensado en la suerte maldita que la acechaba.

La dije:
.-¿Cúanto pide por sus pensamientos?
.-Hoy estás de suerte, chaval, estoy de rebajas...
.-Mejor, así me los llevo todos...¿póngame precio?
-. Hoy no vendo nada. Sólo quiero comprar el deseo...¿y tú que me ofreces?
.-También esta noche esta de suerte, pues tengo un catálogo repleto.
.-¿Tendrás lo que quiero?
.-Seguro. Para ti tengo lo que quieras: soledad compartida, amor, pasión, ternura, lujuria, deseo, ternura...¿elige lo que quieras? Para ti también de rebajas.
.-Entonces, chaval, también yo te compro el lote entero.
.-Dime entonces donde quieres que te lleve toda esta compra.
.-Tranquilo. Primero apuremos toda esta copa de besos; quiero emborracharme contigo.
.-Igual después de borrachos, olvidas donde tiene que encaminarse el deseo.
-.No te preocupes, que el camino donde ha de llevarnos el deseo, desde hace tiempo está señalado con el fuego incandescente que de la pasión y la soledad nacen.
.-Entonces de acuerdo.

Y así, pasaron las horas. Nos emborrachamos tanto de besos, que al final conseguimos que el deseo nos guiara porque la pasión se había apagado y no encotramos señal que indicara que el destino nos fijaba en medio de ningún dónde. Ella, sin saber como, desapareció. Al amanecer, cuando el alba me dejó sobre mi carne sus labios ateridos y el sol como un escalofrío de luz cegó mis ojos. Desapareció entre la derrota y el fracaso. Todavía ando buscándola. Vuelvo cada noche del sábado a ese bar, con género nuevo. Pero allá sólo ocupa espacios de ausencia y entonces, me emborracho de nuevo, por si ella aparece y me dice:
.-te invito de nuevo a beber chaval, si me vendes de otra vez todo el lote completo.

martes, 13 de octubre de 2009

Salvo..

Un tejado callado y dolorido, la brisa estúpida de una ciudad que no persigue a sus asesinos.Un alba obtusa que se pierde entre viejos adoquines que descarta cantar para no despertar la ira del enemigo. Miserables vidas cruzadas desconocidas, agujereadas...El ritmo de este amasijo de sentimientos dirigidos por túneles que no paran de inundarse de incertidumbre, de políticos corruptos con careta fácil. De aquella ciudad que amó Larra, de este misterio tetrapléjico que rebusca encontrarse. Una llamada al viento como límite perdido de una esperanza cada vez más entornada. Madrid, Madrid..rien de rien.

jueves, 24 de septiembre de 2009

.

Desintegro el crucigrama que da vida a tus dudas,
lo desabrocho y me lo echo a la boca.
Lento para que no confundas mis manos, por robarte esta última sonrisa.
Llamadas telefónicas que bombardean el norte de mis noches
que siembran situaciones con cerveza o que acercan ciudades.
Tristezas encontradas que jamás se repetirán, porque… cuando nuestros ojos
bailen, todo quedará yermo, mudo con la necesidad de reinventarte.
Ya sabes, Neruda decía que la aventura pendía de un hilo,
pero tus ojos son, sigilosamente, cada vez más míos
y eso ni tu ni Neruda todavía logran entenderlo, saberlo o quizá superarlo…

viernes, 18 de septiembre de 2009

Descubrimiento

LLegados a esta calle oscura del Pakistán imaginario de tu armario, la mañana cae fría aunque los 40 puntos grados centígrados te descubran que es Sweet Lost Summer. A lo que íbamos, partimos de la insensatez con el afán de luchar por tiempos perdidos que jamás conocimos; nos apasionamos en ligar contando batallas devueltas por la propia historia, o incluso cuando creemos que somos los mil hombres que nos gustarían llegar, quizá , a ser. Y pintamos nuestro pelo con gomina de euro(¿medida anticrisis?).
Las féminas se dejan llevar si te atreves a regalar tu mágico catalejoo, también si les das la posibilidad de jugar con tus patillas intensas, esas que les recuerdan al gran Elvis o aquel fusil que guardaba tras su ombligo. Es lo que toca right now, vuelven los 70´s, y para el próximo año los 80´s, prepara tu guitarra, y destapa la jeringa del tiempo, que Morena…Woodstock vive en tu cocina. Janis pasa, que todo está encima de la mesa.
¿Y para qué carajo queremos la Historia de la Comunicación Social si ya no estamos de moda?

viernes, 4 de septiembre de 2009

Me quedan dos meses, nadie lo sabe. Seré brutalmente sincero con cada una de las personas que me importan, y también con las que no, qué me importa. Sacaré mis trapos sucios al sol y servirán de mortaja de lo antiguo, de lo escrito en un tiempo que ya no es.
Queda un mes. Lo peor ha sido decirle a una amiga que nunca me gustaron sus versos; quemé su primera novela, la detestaba.
Quedan días. Me estremece la idea de perder la visión de mí mismo, de no reconocerme en mis versos cuando llegue el momento. Siento mi pasado como una sombra extraña, ya no es la mía, pertenece a otras historias, vacías de palabras; desprecié la perfección y esa decisión enfermó mi alma.
Queda una noche. Amanece, por fin he aniquilado mi mediocridad literaria con un plan premeditado. Soy libre para escribir. Sea ahora la exacta palabra.

jueves, 11 de junio de 2009

"Permitidme tutearos, imbéciles"

Hoy le toca hablar a Arturo Pérez-Reverte, hoguera de lucidez...



"Permitidme tutearos, imbéciles

Cuadrilla de golfos apandadores, unos y otros. Refraneros casticistas analfabetos de la derecha. Demagogos iletrados de la izquierda. Presidente de este Gobierno. Ex presidente del otro. Jefe de la patética oposición. Secretarios generales de partidos nacionales o de partidos autonómicos. Ministros y ex ministros –aquí matizaré ministros y ministras– de Educación y Cultura. Consejeros varios. Etcétera. No quiero que acabe el mes sin mentaros –el tuteo es deliberado– a la madre. Y me refiero a la madre de todos cuantos habéis tenido en vuestras manos infames la enseñanza pública en los últimos veinte o treinta años. De cuantos hacéis posible que este autocomplaciente país de mierda sea un país de más mierda todavía. De vosotros, torpes irresponsables, que extirpasteis de las aulas el latín, el griego, la Historia, la Literatura, la Geografía, el análisis inteligente, la capacidad de leer y por tanto de comprender el mundo, ciencias incluidas. De quienes, por incompetencia y desvergüenza, sois culpables de que España figure entre los países más incultos de Europa, nuestros jóvenes carezcan de comprensión lectora, los colegios privados se distancien cada vez más de los públicos en calidad de enseñanza, y los alumnos estén por debajo de la media en todas las materias evaluadas.

Pero lo peor no es eso. Lo que me hace hervir la sangre es vuestra arrogante impunidad, vuestra ausencia de autocrítica y vuestra cateta contumacia. Aquí, como de costumbre, nadie asume la culpa de nada. Hace menos de un mes, al publicarse los desoladores datos del informe Pisa 2006, a los meapilas del Pepé les faltó tiempo para echar la culpa de todo a la Logse de Maravall y Solana –que, es cierto, deberían ser ahorcados tras un juicio de Nuremberg cultural–, pasando por alto que durante dos legislaturas, o sea, ocho años de posterior gobierno, el amigo Ansar y sus secuaces se estuvieron tocando literalmente la flor en materia de Educación, destrozando la enseñanza pública en beneficio de la privada y permitiendo, a cambio de pasteleo electoral, que cada cacique de pueblo hiciera su negocio en diecisiete sistemas educativos distintos, ajenos unos a otros, con efectos devastadores en el País Vasco y Cataluña. Y en cuanto al Pesoe que ahora nos conduce a la Arcadia feliz, ahí están las reacciones oficiales, con una consejera de Educación de la Junta de Andalucía, por ejemplo, que tras veinte años de gobierno ininterrumpido en su feudo, donde la cultura roza el subdesarrollo, tiene la desfachatez de cargarle el muerto al «retraso histórico». O una ministra de Educación, la señora Cabrera, capaz de afirmar impávida que los datos están fuera de contexto, que los alumnos españoles funcionan de maravilla, que «el sistema educativo español no sólo lo hace bien, sino que lo hace muy bien» y que éste no ha fracasado porque «es capaz de responder a los retos que tiene la sociedad», entre ellos el de que «los jóvenes tienen su propio lenguaje: el chat y el sms». Con dos cojones.

Pero lo mejor ha sido lo tuyo, presidente –recuérdame que te lo comente la próxima vez que vayas a hacerte una foto a la Real Academia Española–. Deslumbrante, lo juro, eso de que «lo que más determina la educación de cada generación es la educación de sus padres», aunque tampoco estuvo mal lo de «hemos tenido muchas generaciones en España con un bajo rendimiento educativo, fruto del país que tenemos». Dicho de otro modo, lumbrera: que después de dos mil años de Hispania grecorromana, de Quintiliano a Miguel Delibes pasando por Cervantes, Quevedo, Galdós, Clarín o Machado, la gente buena, la culta, la preparada, la que por fin va a sacar a España del hoyo, vendrá en los próximos años, al fin, gracias a futuros padres felizmente formados por tus ministros y ministras, tus Loes, tus educaciones para la ciudadanía, tu género y génera, tus pedagogos cantamañanas, tu falta de autoridad en las aulas, tu igualitarismo escolar en la mediocridad y falta de incentivo al esfuerzo, tus universitarios apáticos y tus alumnos de cuatro suspensos y tira p’alante. Pues la culpa de que ahora la cosa ande chunga, la causa de tanto disparate, descoordinación, confusión y agrafía, no la tenéis los políticos culturalmente planos. Niet. La tiene el bajo rendimiento educativo de Ortega y Gasset, Unamuno, Cajal, Menéndez Pidal, Manuel Seco, Julián Marías o Gregorio Salvador, o el de la gente que estudió bajo el franquismo: Juan Marsé, Muñoz Molina, Carmen Iglesias, José Manuel Sánchez Ron, Ignacio Bosque, Margarita Salas, Luis Mateo Díez, Álvaro Pombo, Francisco Rico y algunos otros analfabetos, padres o no, entre los que generacionalmente me incluyo.

Qué miedo me dais algunos, rediós. En serio. Cuánto más peligro tiene un imbécil que un malvado".

lunes, 1 de junio de 2009

Cuidamos del Mar

Entre apuntes
entierro el último segundo de este tiempo,
releeo viejas poesías,
suspiro entre tus manos...

Y ella...riega lo escondido.

jueves, 21 de mayo de 2009

Desordenada habitación




















Y resurge en escena la vida misma,
acallada por el tormento de genios
que trataron como por perdidos estos segundos,
Vega, Benedetti...

misteriosas llaves de una humanidad que tiembla,
que guarece perversa en calma
frente al cólera de la avaricia,
con una identidad marcada por días invisibles,
hacia la deriva.

La magia de la poesía
perdió la letra callada,
meláncolica, acompasada por la heroína,
liderada por aquellos malditos ochenta.

La daga de la noche cambió de canción
a través de la brisa del nuevo verano.
Las niñas visten cada vez peor
y persiguen esperanzas dormidas en cenizas.
Volvemos a desayunar con la relatividad.

Traficantes de sueños que maldicen el nuevo día,
huellas perseguidas de las que soy preso.
De vuelta, de un sitio donde jamás nos fuimos.


http://www.rtve.es/alacarta/player/508683.html

martes, 13 de enero de 2009

Jodidos

Quizá la mayoría piense que desordenar letras perdidas cerca de la media noche sea una maldita tontería. O que sacudir los recuerdos, engañarlos con el presente y jugar a ser los mil hombre que fuimos se convierta en esa rutinante moda. Cuando tiemblo delante de esta plantilla de blogger, pienso en lo estúpido que puedo llegar a ser. Jugar a ser poeta o alcanzar al escribidor más intrépido son mágicas visionen que anidan, tímidamente, al vacio en estos mil atardeceres. Aunque el mercurio no nos de tregua y nieve por segunda vez. La estupidez ess necesaria, como los parones en seco...
Estamos jodidos.

lunes, 12 de enero de 2009

Aquella noche

El tipo en cuestión entra en el local. El ruido lo perturba momentaneamente, el tiempo justo para concienciarle de que, lo que verdaderamente necesita, es un buen trago de ginebra mientras adapta su sistema auditivo al ambiente.

Con el riguroso luto que arrastra desde hace unos cuantos siglos se acerca a la barra, donde una camarera poco comunicativa cambia su vale por la bebida solicitada. Paladea brevemente el vaso antes de darse la vuelta y contemplar la penumbra que se extiende ante él. Por lo menos esta vez no le han dado garrafón.

El cuadro es clásico. Manadas de humanos macho vagan por el local olfateando, aunque sin saberlo, el olor de las hembras. Género que, por cierto, destaca por encima de la multitud. No sabe bien si por la secrección de feromonas que al momento hace arder su corazón o por la nube de teststerona que gira alrededor de cada grupo, desafiante.

Huele ese ambiente. Cargado. Agresivo. Seductor.

Después sigue observando como si se encontrara a plena luz del día... si para él existiesen los días. Detecta varios tipos de hombres, tan clásicos como el cuadro anterior. El que bebe asustado, viéndolas venir en un rincón, carne de cañón a la que destrozar en la primera línea de batalla.

Luego está el makoki de tres al cuarto, engominado hasta las cejas, dispuesto a irse a la cama con la primera que se cruce en su camino. Drogado. Débil.

Y por último está el tercer hombre de siempre, el que no termina de gustarle. Más que nada porque a ciertas horas de la noche es el único que tiene huevos de seguirle hasta su tumba. Eso cuando, en vez de dedicarse a escrutar las sombras, no le roba a la chica en el último momento. Porque ésos siempre dan sorpresas. Los hijos de la gran puta.

Todos se mueven dentro del local, dotándolo de vida propia. Son un microcosmos, pero ellos no lo saben. Allí está el que va a triunfar seguro, dirigiéndose ya hacia una cómoda pared en la que empotrar a la que lo ha escogido.

No muy lejos anda el que va a cagarla sin lugar a dudas. Él todavía no lo sabe porque está colocado y es un pobre idiota. En otro tiempo aquel primer amago, su mirada fija y turbia, la ira que guarda dentro le habrían producido a nuestro amigo un sentimiento de camaradería. Pero a aquellas alturas de su larga vida aquel prototipo de mierda le importaba lo justo: era mala competencia. Pero competencia, después de todo. Aunque, en este caso, ni siquiera eso. Ella tiene novio, capullo. Es evidente. Huele diferente. Pero los humanos no tienen tan desarrollados los sentidos como para descubrirlo, naturalmente.

Unos metros más allá dos fulanos se acercan por detrás, sigilosos, y miran a una chica que no los ve. El que sí los ha visto es otro hombre, un adversario dudoso, si tenemos en cuenta que no ha hecho movimiento de ningún tipo en lo que va de noche. Sin embargo los mira, con desafío combinado con media sonrisa que parece decir algo así como "ya estoy yo aquí". Los otros comprenden, cómplices, y desaparecen entre la bruma.

Nadie, ni siquiera los protagonistas de estas historias, parecen darse cuenta de todo lo que ocurre a su alrededor. Algunos ni siquiera se dan cuenta de que acaban de ser, por un breve instante, los héroes de una hermosa o terrible aventura que acaba o empieza esa noche.

Su presa tampoco. Pero eso va de oficio. Si se diera cuenta aquel sería su fin. La extinción de su pueblo.

No le gusta demasiado. De hecho es el tipo de chica que rechazaría probar en otras circunstancias. Pero esta noche siente furia bajo el pecho y no necesita sangre. Necesita muerte. Así que se acerca a ella, tan seguro de sí como siempre, mientras confirma mentalmente que aquella pija rubia no merece seguir en este mundo.

Aquello dura apenas unos minutos. Termina en el cuarto de baño poco después cuando, tras ofrecerla una absurda raya de cocaína (tan absurda como los humanos) la perfora el cuello con los colmillos y bebe su sangre.

Cuando mata su inocencia escupe y deja caer el cadáver. Está satisfecho. Pero pasaría el día metido en el baño si sus intestinos todavía sirviesen para algo.

La jodida chica sí era garrafón.