miércoles, 19 de diciembre de 2007

Estraperlo y corazones malditos


Y en esas que ella no paraba de bailar. El combinado de ron con limon alimentaba el engranaje de sus caderas y sus manos, pálidas de tanto desvaneo suspiraban por descansar en cualquier hombro profano. La música asfixiaba sus caderas, la tibieza de sus gotas de sudor le brindaban pleitesía con Tony Manero en el espejo. Ella es así o la odias con toda la suerte del mundo o la veneras, de la misma manera que ella lo hace con Lauren Bacall. Vestido tendido con una manto de perlas reflexivas, cintura ajustada a las mentes que por allí regodeaban, pestañas afiladas, y con su mirada, tierna pero bandida. Ella entra al club, por la misma puerta que tu y que yo, recuerda a Audrey por la manera de fumar. Es un cocktail perfecto: lujuria, delicadeza, hidalguía presa, y con flashes glam de la Belle Epoque. Los contornos,los suyos, en los que más de uno ha suicidado su suerte. Sus pasos visten las ilusiones de muchos, de pobres vagabundos del deseo, que inevitablemente, navegan rendidos a las pieles de la percepción embriagadora que recrea ese aura maldita, ese tenue y tierno espacio en el que, quizá, llegues a sumergirte,siempre y cuando, tenses el delgado hilillo que delimita deseo y tentación.

Revienta tu vista, reluce tu iris intrépido más allá del polvo de tu lampara, y cuenta en las almas perdidas que andan perdidas, solas en medio de tanta gente, anestesiado en la barra de cualquier bar, despojando margaritas en ese tallo floripondio, de aquella mujer que se atusa el pelo tras la botella de Jack Daniel´s. El reflejo de la etiqueta lo delata; roto por dentro, y más si analizas el humo de sus viejos Luckys, nada, siempre hoy no es todavía, ya sabemos dónde y cómo acabará. ¿Y ella? Solo tu sabes la respuesta...

Empecé sin fijar una frase clave, un mensaje oculto, una broma enmascarada. Sin más que una oda maldita para corazones partidos en muchas mitades, ensimismados de deseo, y horneados con la dulce esencia de la próxima huída. Sin atajos, compañero, un mundo por descubrir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es el misterio de la feminidad, que se moldea al encanto de su magia contenida; produciendo múltiples efectos. Uno de ellos se refleja a través de tus ojos...

Desde el balcón más alto.