jueves, 20 de diciembre de 2007

Se fue un hombre bueno... Carrasco




En noches lúgubres mientras el sol duerme en su guarida, salen a faenar los instintos primitivos, aquellos que afloran del espectro humano;
acá en nuestras tierras se recogen flores nocturnas que vagan errantes y marchitas por todo tipo de senderos, los noctámbulos buscan referencias con que apagar su sed de aventureros, las serpientes y alimañas golpean a su paso el fruto dulce de los niños.
Y reviven las apariencias mientras la noche mantiene su presencia, las pasiones avivan fuegos eternos y condenan a las mentiras copiosas a trabajos forzados de purgatorio, a vueltas de tuerca incomprendidas;
Se regodean los cuervos encontrando recompensa a su paso, allá en cualquier país como en los tiempos del abismo, se mantiene la parte menos vista, la menos pulcra y manifiesta, la de zapatos roídos y cáscaras vacías, acá y allá la sombra esconde tanta
soledad infinita que nadie la nombra...¿ acaso alguien la busca? ¿ acaso alguien la esperará algún día? todos nacimos de la noche y por eso debemos comprenderla aunque a veces la queramos dejar aislada en nuestras raíces, callada y bien dormida.
Con la muerte recordamos lo insustancial que es la existencia. Requiem por un hombre bueno, menudo más por fuera que por dentro, satírico y de izquierdas, muy de izquierdas. Cada vez que su boca renovaba aire nuevo, miles de mariposas coloreaban el ambiente.
Va por ti Carrasco, abuelo de mis primos. ¿ A qué sabe esa puerta?

1 comentario:

Miguel A. Ortega Lucas dijo...

Mis condolencias por el señor Carrasco, a quien no tuve el gusto de conocer pero a quien adivino un hombre bueno (siempre la palman antes ellos). Ojalá la puerta sepa a churros con chocolate :)

Salú y República, compa!