lunes, 20 de octubre de 2008

A veces suele...


Regalan soluciones para la crisis, el gobierno argentino nacionaliza las pensiones privadas, Wall Street sube más de cuatro puntos pero Collin Powell bromea con ser Demócrata, 18 muertos en el motín de la cárcel mexicana de Reynosa. Mientras,nosotros, cómo no seguimos encogidos, taladrando gritos, aullidos, bramidos al envés del almohadon. El tiempo se nutre de segundos, de partículas congruentemente atemporales invertidas en esperanza, que queda congelada en tu cuerpo. Solo cuando rescatas mi última dicha o juegas al despite tras mis cínicos sentidos.
Noviembre es lo que tiene, comienzan a llenarse de letras las notitas fluorescentes que perfilan los Lunes: primeros avisos de pago de matrícula de la universidad o la mañana perdida en reprografía buscando la programación de Historia del Pensamiento Social y Política, libros de Kapucinski, pestañas de tus noches...
Es tiempo de amar por cualquien poro de tu insulsa máquina de vida, de alzar la voz, una vez más, para aliviar el tedeo, ese que ni tan siquiera, ya, traen las golodrinas. Almendros que lloran cuando nos subimos a Madrid. Arrebato a los días esa daga que a muchos ahoga, que ciega hasta con frialdad. Herejes, somos casi siempre, dentro del margen de incertidumbre, con la pluma descosida de verosimilitud y en la mesilla de Cesar Vallejo. Amemos sin acuse de recibo, sin vísperas, con saña. Ah! Y de rezar a dioses que no creen en nosotros.
Salud,con vértigo de estraperlo.

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